Título original: To kill a mockingbird
Autor: Harper Lee
Editorial: Zeta Bolsillo
Nº Páginas: 416
ISBN: 9788498722734
Sinopsis
Jean Louise Finch evoca una época de su infancia en Alabama (EE. UU), cuando su padre, Atticus, decidió defender ante los tribunales a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca. Matar un ruiseñor muestra una comunidad dominada por los prejuicios raciales, la desconfianza hacia lo diferente, la rigidez de los vínculos
Matar a un ruiseñor es una obra de Harper Lee que conocí por
casualidad. Recuerdo haber escuchado a mi madre hablar sobre ella y recuerdo
cómo le brillaban los ojos cuando me contaba cómo una novela que,
aparentemente, era una historia sencilla y para niños podía esconder una gran
enseñanza y verdad de la sociedad. No había vuelto a acordarme de esta novela
hasta que hace un par de meses leí el libro Las ventajas de ser un marginado de
Stephen Chbosky, y como me propuse leer todos los libros que había leído el
protagonista y éste era uno que le encantaba a mi madre, decidí que fuera el
primero.
Matar a un ruiseñor no cuenta la historia de James y Jeane
Louis Finch, o como prefieren ellos, de Jem y Scout. Jem y Scout son unos niños
que viven en un pequeño pueblecito de Estados Unidos, el típico pueblo en el
que todos se conocen y en el que los rumores corren más rápido que la pólvora.
La historia nos narra básicamente sus aventuras infantiles, pero también
esconde un gran trasfondo que se oculta tras la candidez infantil de los
pequeños protagonistas; si os digo que estamos en los años 50-60 y en Estados
Unidos muchos sabréis ya a qué me refiero, y para los que no, la obra trata la
discriminación racial que existía en esa época en Estados Unidos.
La obra la podemos dividir en dos partes bien claras: una primera parte que nos cuenta las aventuras infantiles de Jem y Scout y una segunda parte que trata la discriminación racial en Estados Unidos y, al mismo tiempo, la discriminación o reproche al que eran sometidos aquellos que defendían la igualdad entre negros y blancos.
Ambas partes son muy fáciles de leer; la primera de ellas por ser anécdotas graciosas e infantiles, de éstas que te hacen desear volver a la infancia. Anécdotas que, al mismo tiempo, nos permiten conocer mejor a los protagonistas y a todos los personaje que los rodean, como su padre, Atticus Finch. Jem y Scout son niños sin preocupaciones, alegres, que sólo piensan en jugar y descubrir, pero sobre todo quieren vivir nuevas aventuras cada día. He de reconocer que he sentido cierta predilección por el personaje de Scout desde su primer día de clase. ¿Por qué? Sencillamente por ésto, ella no quiere seguir yendo a la escuela si no se le va a permitir leer ese año, y más aún cuando ella ya sabe leer y es uno de sus pasatiempos favoritos.
La segunda parte de la novela también es fácil de leer y es la parte moral del libro. Atticus va a defender en los tribunales a un negro que ha sido acusado de violar a una mujer blanca. En esta parte del libro podemos ver tanto un aspecto bueno de la sociedad como un aspecto, o quizás dos, malos de la misma. En esta parte de Matar a un ruiseñor, la autora nos refleja una sociedad en la que se juzga injustamente a la raza negra; una sociedad en la que la palabra de una persona blanca vale mucho más que la de una persona negra, aunque la primera esté mintiendo o simplemente no tenga razón.
Del mismo modo, nos muestra la inquina que se tenía por entonces a aquellas personas que ayudaban a los de raza negra, sin hacer distinción por su raza. Este es el caso de Atticus, un hombre de familia respetable que, no sólo defiende en los tribunales a un hombre negro, sino que además cree en su inocencia y luchará con uñas y dientes para probarlo. Un hombre que, encima, trata a su criada negra Calpurnia como si fuera de su propia familia. Un hombre que sufre las burlas de todo el pueblo e incluso de algunos de los miembros de su familia, un hombre que tendrá convivir día a día con los murmullos sobre él y con los insultos y amenazas que le dedican.
Por suerte, no toda la sociedad pensaba así, por suerte siempre nos quedará el espíritu cándido y bondadoso de los niños. Frente a esta ola de injusticia y violencia encontramos a Jem, Scout y Dill, unos niños que no pueden llegar a entender cómo se puede condenar a un hombre inocente por el simple hecho de ser negro, unos niños que no ven por qué todos les miran mal cuando van a la iglesia de su criada negra en lugar a la iglesia de blancos. En definitiva, unos niños de alma inocente y pura que aún no ha sido corrompida por la sociedad.
La segunda parte de la novela también es fácil de leer y es la parte moral del libro. Atticus va a defender en los tribunales a un negro que ha sido acusado de violar a una mujer blanca. En esta parte del libro podemos ver tanto un aspecto bueno de la sociedad como un aspecto, o quizás dos, malos de la misma. En esta parte de Matar a un ruiseñor, la autora nos refleja una sociedad en la que se juzga injustamente a la raza negra; una sociedad en la que la palabra de una persona blanca vale mucho más que la de una persona negra, aunque la primera esté mintiendo o simplemente no tenga razón.
Del mismo modo, nos muestra la inquina que se tenía por entonces a aquellas personas que ayudaban a los de raza negra, sin hacer distinción por su raza. Este es el caso de Atticus, un hombre de familia respetable que, no sólo defiende en los tribunales a un hombre negro, sino que además cree en su inocencia y luchará con uñas y dientes para probarlo. Un hombre que, encima, trata a su criada negra Calpurnia como si fuera de su propia familia. Un hombre que sufre las burlas de todo el pueblo e incluso de algunos de los miembros de su familia, un hombre que tendrá convivir día a día con los murmullos sobre él y con los insultos y amenazas que le dedican.
Por suerte, no toda la sociedad pensaba así, por suerte siempre nos quedará el espíritu cándido y bondadoso de los niños. Frente a esta ola de injusticia y violencia encontramos a Jem, Scout y Dill, unos niños que no pueden llegar a entender cómo se puede condenar a un hombre inocente por el simple hecho de ser negro, unos niños que no ven por qué todos les miran mal cuando van a la iglesia de su criada negra en lugar a la iglesia de blancos. En definitiva, unos niños de alma inocente y pura que aún no ha sido corrompida por la sociedad.
PD: perdón por la asuencia de eta semana, he estado fuera de casa y os he tenido abandonad@s, promise it won't happen again (:
Hola^^
ResponderEliminarTengo muchas muchas ganas de leer este libro!
besos
jajaja espero que te guste tanto como me gustó a mi, no sé me pareció una historia con un encanto muy enternecedor
EliminarEste clásico caerá pronto ^^
ResponderEliminar¡Un beso!
Espero que cuando lo leas te cautive tanto como a mí Cassia
ResponderEliminarUn besote!